En octubre pasado se produjo una revuelta estudiantil en el Instituto Superior de Arte de La Habana, el ISA, equivalente a la Facultad de Bellas Artes en cualquier universidad española. La pésima calidad de los alimentos ofrecidos a los estudiantes fue la gota que colmó el vaso para unos cuantos.
Mi primera impresión al ver este vídeo (y los otros dos, contenidos en el blog de nuestro amigo Joel) fue de alegría. Claro, pensé, esto debe estar pasando en muchas academias de Cuba, debe ser algo generacional, los jóvenes ya no comulgan con la revolución castrista, etc.
No obstante, a medida que pasan los días soy más cauto, no por quererme echar un jarro de agua fría, pero sí porque no ha trascendido nada más de aquella aparente "insurgencia", al menos que yo tenga conocimiento. Prefiero pensar más como Zoé Valdés sobre este tema.
Ahora, quisiera reflexionar de forma un poco más global la problemática cubana contemporánea y, por extensión, hispanoamericana.
La cita del día en mi blog dice así: "El destino de nuestro tiempo se caracteriza por la racionalización y la intelectualización y, sobre todo, por el desencantamiento del mundo" (Max Weber). ¿Qué tiene que ver esta frase con lo que está pasando en Cuba a fecha de hoy? Voy a ver si acierto. Quiero que vosotros, lectores, valoréis lo que escribo a continuación, sin olvidaros de que la mía es una interpretación más, y que podéis (diría que debéis) participar en esta reflexión con vuestros comentarios.
Primero, dejadme que analice las palabras del pensador alemán. ¿Qué quiere decir que nuestro tiempo tiene ese "destino"? ¿Por qué ése y no otro? Cuando Weber habla en estos términos, no lo hace de forma caprichosa, sino tras dedicar su vida intelectual al estudio de la deriva histórica de Occidente, lo que le permite interpretar dónde debe estar enclavada nuestra civilización. La negrita no es capricho mío, es para hacerle notar al lector el carácter normativo de las palabras de Weber. Es decir, el que aquél sea el destino de nuestro tiempo no quiere decir que se dé forzosamente en todas partes y a la vez.
"Racionalización" e "intelectualización" no son sino dos formas de denominar al proceso de modernización. Así, el hombre de nuestro tiempo debe ser el que vive en la Modernidad, con todo lo que ello conlleva de negativo, pero también y sobre todo (para lo que aquí me interesa concluir) de positivo. La Modernidad equivale a una "autonomización" en el saber humano, el cual se desprende definitivamente de la tutela ancestral de la religión. Si queremos situar un momento histórico de origen de la Modernidad podemos decir que fue cuando Europa salió de la Edad Media, allá por el siglo XVI. Según Weber, autor que muere en 1920, nuestra civilización sigue inserta en este momento histórico.
Pero, nos dice, lo que más caracteriza a ese momento es el "desencantamiento del mundo", el cual puede interpretrarse como la retirada definitiva del mensaje profético de las grandes religiones, la imposibilidad ya de creer en la promesa salvífica que nos traía dicho mensaje. El mundo deja de ser un lugar poblado de mitos antiguos (los cuales se sustituyen, no obstante, por los que genera todo el proceso de la industrialización y la modernización, debo puntualizar aquí). Y con ello, surge una necesaria pero problemática autonomía del ser humano (de ahí que la universalización de la educación fuera un valor y un derecho adoptados en nuestra civilización sólo recientemente).
Para los lectores que hayáis llegado hasta aquí, ahora viene mi respuesta tras el análisis: Cuba, por desgracia, "re-encantó" su realidad hace 50 años con la promesa salvífica, esta vez no procedente de ninguna confesión religiosa, sino del socialismo, de la Revolución proletaria. Cuba lleva medio siglo dándole la espalda a su destino como parte que es de la civilización occidental (como lo es toda Hispanoamérica). Es por ello que Internet, producto de la Modernidad, representa un peligro para el régimen castrista, ya que su implantación sin límites en todas las casas de la isla supondría un nuevo "desencantamiento".
Afortunadamente, algunos ciudadanos dentro de la isla empiezan a liberarse de los mitos creados por la falsa Revolución implantada hace ya demasiado tiempo. Las últimas demostraciones nos llegaron el 10 de diciembre, con la celebración del aniversario de los DDHH. Que el régimen no lo dude: Esta minoría no parará, porque actúan todos ellos movidos por un imperativo moral, el de llevar su patria a que cumpla con el destino de su tiempo, lejos de los falsos mitos implantados por la secta socialista.
2 comentarios:
gran post!...totalmente de acuerdo
Gracias amigo. Seguimos en el combate.
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