martes, 29 de diciembre de 2009

Montaner, Granma y la democracia en Hispanoamérica

Vengo a comentar con urgencia el comunicado que Carlos Alberto Montaner ha difundido estos días sobre las falsas acusaciones que le dirige a su persona el aparato voceril del castrismo, o Granma. Si leemos estos dos enlaces, podemos todos darnos cuenta de lo que pasa. No voy a repetir nada.

Quiero, no obstante, dar respuesta a una pregunta que me asalta al leer la "noticia" publicada en el Granma. ¿Por qué esta "cacería" a un confeso demócrata cubano como el Sr. Montaner, "enfrentándole" al teólogo monseñor Ignacio Ellacuría, que en paz descanse?

Tengo que comentaros algo personal antes de seguir con esta reflexión: Durante mis años de estudiante de Filosofía no dudé nunca de la validez de las ideas de monseñor Ellacuría. Pensé que el socialismo cristiano era la mejor alternativa ante las democracias occidentales corruptas e imperialistas. Con el paso del tiempo llegué a la conclusión de que este planteamiento es un error; y, si no me equivoco, dicho error persiste en una parte de la izquierda política latinoamericana. Esta ha sido la versión regional de la lucha de clases desde los años 60 del pasado siglo.


Estoy convencido de que una perversión maléfica del imperativo ético de la "opción preferente por los pobres", presente en la Teología de la Liberación (y me atrevo a decir que se remonta a todo el proceso de evangelización de América desde Bartolomé de las Casas, con su defensa del indio, naciendo así la figura del "buen salvaje"), se da en el llamado "socialismo del siglo XXI": Hugo Chávez, siguiendo el modelo de Fidel Castro, brota cinismo por todos sus poros. Ya nadie en sus cabales puede creer que su modelo económico pretende sacar de la pobreza a millones de venezolanos. Todo lo contrario: Los indicadores avisan de que el país va derecho a la bancarrota, tal y como va Cuba en 2010. Pero su discurso se llena de referencias indirectas al cristianismo socialista, desvirtuándolo en su acción política desastrosa.


La cura para la corrupción en democracia no puede ser una lucha de clases, sino más democracia, unas instituciones democráticas más efectivas, separación radical de los poderes, y una salvaguarda real de los derechos humanos para todos los ciudadanos. Estos elementos, y alguno más, deberían representar el mínimo común denominador del pacto social en Hispanoamérica.


Dicho ramillete de condiciones es el que, a mi juicio, está presente de forma inadvertida en la respuesta que Carlos Alberto Montaner le da a un Ellacuría algo decepcionante, en el programa de Mercedes Milá de 1984 (vid. vídeos contenidos en el comunicado de Montaner, más arriba). Todo el mérito para el Sr. Montaner, que ya entonces le sale una excelente defensa de las democracias occidentales y de los derechos humanos en plena Guerra Fría, donde las dos superpotencias "se la jugaban" en Hispanoamérica, y en un momento en que la supuesta (pero errónea) opción por el socialismo es tremendamente popular en ese continente.


Supongo que la experiencia brutal de la dictadura en su país natal, Cuba, le abrió los ojos a Montaner mejor que ninguna ideología imperante. Por su parte, el horizonte interpretativo de monseñor Ellacuría es el de la enormes bolsas de miseria que ha generado mayormente, no lo olvidemos, el populismo, y la sangrienta guerra en El Salvador, país que no pudo o no supo librarse de la ingerencia extranjera. La historia le depararía una jugada macabra a El Salvador, e hizo que sacrificara su sistema garante de libertades para convertirse en uno de los "teatros de operaciones" de las superpotencias. En dicho escenario, Ellacuría se convirtió en una desgraciada víctima más de tal supresión del estado de derecho y de la desaparición de la democracia real. 

En respuesta a nuestra pregunta primera, al régimen de los Castro le interesa usar a Ellacuría de mártir para "espantar" a los que defendemos la democracia para Cuba. No puede haber nada más vil y bajo que esto. Y máxime, cuando dicho régimen ha fomentado desde 1959 en toda la región dicha supresión de los derechos humanos que dejó a monseñor Ellacuría y a miles de salvadoreños completamente indefensos ante la despiadada racionalidad instrumento-militar. 


Una de las lecciones que quedan para el futuro inminente de nuestra región debe extraerse, a mi juicio, de las siguientes preguntas: ¿Por qué países como El Salvador o Nicaragua no pudieron evitar las respectivas guerras desplegadas en sus teritorios en los años 70 y 80? ¿Por qué algo así no sucedió en la Europa comunitaria, a pesar de que los Partidos Comunistas en los respectivos países miembros eran igualmente activos e influyentes por aquel entonces?


Nuestra América necesita de un gran pacto en materia de garantías democráticas. Que cuando nuestros dirigentes se unan sea para crear una auténtica Comunidad Hispanoamericana. Las actuales organizaciones supranacionales, tales como el MERCOSUR o el ALBA no plantean nada en esta dirección porque no son capaces de, o no les interesa, crear una efectiva unión democrático-económica de toda la región.   

4 comentarios:

Joel dijo...

interesantisimo post con mucha profundidad

Saludos

Taxi Driver dijo...

Qué mis mejores deseos te acompañen en el año que estrenamos.

FELIZ AÑO NUEVO

Aguaya dijo...

Querido Josema, te deseo lo mejor para el 2010! Mucha salud, prosperidad, y seguir conectados!!!
:-)
Un abrazo desde Berlín!

Josema dijo...

Muchísimas gracias Aguaya, Taxi Diver y Joel.
Mis mejores deseos para vosotros y vuestras familias en este 2010 que recién comenzamos.
Un año, esperemos, decisivo para la apertura definitiva de la libertad en toda la América Hispana.
Besos y abrazos.